Las personas compartimos el deseo básico de querer ser felices, pese a las guerras, la inestabilidad, el hastío y la desesperanza.
La Asamblea General de las Naciones Unidas reconoce que la felicidad es una meta humana fundamental y pide «un enfoque más inclusivo, equitativo y equilibrado del crecimiento económico que promueva la felicidad y el bienestar de todos los pueblos». Con el fin de poner el foco en la promoción de la felicidad, se celebra desde 2012 el 20 de marzo como el Día Internacional de la Felicidad.
Este año invitamos a la reflexión: ¿Qué es verdaderamente la felicidad? ¿Cómo se traduce la visión que tenemos sobre la felicidad en marcos de pensamiento, políticas y acciones que permitan entornos más felices en el que las personas puedan florecer? Si seguimos pensando que la felicidad es algo que encontramos a través del bienestar material y de experiencias gratificantes que maximicen nuestro placer y minimicen nuestro dolor, avanzaremos por una senda con poco recorrido.
Algunos planteamientos metafísicos y filosóficos, aseguran que la felicidad se desvela, que todos los seres ya somos felicidad en esencia y que el camino pasa por reencontrarnos con lo que somos. Tenemos el tesoro, pero lo tenemos escondido y debemos buscarlo en nuestro interior.
A pesar de todos los progresos técnicos y científicos de las últimas décadas, seguimos tropezando en obstáculos que a la mayoría nos gustaría que fuesen del pasado: dificultades para sostener la paz, sistemas estructuralmente violentos con ciertos colectivos y con el entorno, exclusión o desigualdades. En gran medida, los retos sociales y ambientales de nuestro tiempo son el resultado de vivir alejados de la verdadera felicidad, de intentar crecer, consumir, acumular,….
Entender cómo nos afecta el cultivo del bienestar a nosotros mismos y a los demás ha interesado a muchos investigadores, y en el libro Políticas de Felicidad: un nuevo paradigma para un nuevo tiempo se recopilan las diferencias entre las personas que disfrutan de un mayor bienestar subjetivo respecto a las que tienen unos niveles menores:
Potenciar nuestra felicidad es una estrategia que puede generar grandes réditos tanto a nosotros mimos como a nuestros entornos ya que nos dota de miradas y consideraciones en nuestras decisiones que pueden cambiar radicalmente nuestras prioridades. Además, el no haber sido más felices, es uno de los 5 principales arrepentimientos de las personas al morir, según Brownie Ware, enfermera australiana que estudió los pesares de las personas moribundas. Encontrarnos con nuestra verdadera felicidad es un asunto importante y urgente.
Para celebrar este Día Internacional de la Felicidad, te invitamos a la reflexión:
Si quieres compartir tus reflexiones, nos encantaría leerte.
Iniciativas innovadoras para futuros felices
«El propósito de la vida es ser felices.» Dalai Lama
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