¿Para qué el Buen Vivir? – Ideas Básicas

El Buen Vivir nace para acompañar a las instituciones públicas y ayuntamientos en el desarrollo positivo de la sociedad enfocando sus esfuerzos en mejorar la calidad de vida y felicidad de las personas con el fin de que con esta base se pueda conseguir de forma más sencilla los Objetivos de Desarrollo Sostenible.

Queremos compartir un conjunto de ideas que hemos ido cocinando a fuego lento durante los últimos meses y que son nuestra razón de ser. Nuestras ideas ni son nuestras ni son revolucionarias, sino que están basadas en las ideas de otras personas y organizaciones que llevan tiempo profundizando en el desarrollo de políticas de felicidad. La gran parte de estos avances vienen del mundo anglosajón, aunque también es conocida, por ejemplo, la experiencia de Bután, país pionero en desarrollar hace más de una década el Índice de Felicidad Bruta como métrica de desarrollo alternativa al Producto Interior Bruto.

Aunque podemos encontrar diferencias entre los conceptos de bienestar, felicidad y calidad de vida, desde El Buen Vivir vamos a utilizarlos indistintamente para referirnos, a grandes rasgos, tanto a la percepción objetiva como subjetiva de las personas sobre sus vidas. Esta aproximación es también la considerada en el libro “The Happiness Policy Handbook” (Libro de Políticas de Felicidad). Más allá de las palabras,  el aspecto que nos parece más relevante es el desarrollo de una orientación (especialmente política, pero no exclusivamente) centrada en las personas, en las necesidades particulares de cada una y orientada a que cada persona pueda desarrollar todo su potencial. Teniendo esto en cuenta, las principales ideas sobre las que se construye El Buen Vivir y que iremos desarrollando en próximas entradas al blog son:

  1. La felicidad tiene definición y va más allá de un sentimiento momentáneo de alegría, satisfacción y entusiasmo. La entendemos como la capacidad para desarrollar actividades significativas dirigidas a alcanzar el verdadero potencial de cada persona. Incluye la valoración de que la propia vida es buena, merece la pena y es significativa. Está orientada al nivel relacional.
  2. La felicidad es una ciencia. Nuestros niveles de felicidad no dependen del azar y desde distintas ciencias como la economía, la sociología y la psicología se ha estudiado qué nos hace y qué no nos hace felices.
  3. La felicidad, no solo es importante a nivel individual, sino que es también un asunto de interés colectivo. Gran parte de nuestra felicidad depende de los niveles de felicidad de las personas a nuestro alrededor por lo que para trabajar la felicidad debemos considerar ambos niveles: el individual y el colectivo.
  4. La felicidad puede medirse. La felicidad se mide a través de distintas métricas desarrolladas a nivel individual y regional. En el artículo sobre métricas de felicidad profundizamos en las métricas que han desarrollado distintas organizaciones.
  5. Medir nuestra felicidad nos abre las puertas a un nuevo paradigma social más allá del Producto Interior Bruto.
  6. Son muchos los esfuerzos en distintas esferas para la medición y promoción de la felicidad. Estas iniciativas van desde el nivel internacional Desde 2012 se publica el “Informe Mundial de Felicidad” al amparo de Naciones Unidas. En 2018 se creó el Consejo Mundial de Felicidad que publica anualmente el “Informe Político Global sobre Felicidad y Bienestar”, al regional, nacional y local.
  7. Ser feliz no es neutro. Entre otras cualidades, las personas más felices gozan de mejor salud y mayor esperanza de vida, mayor capacidad de innovación y creatividad y mayor pro-sociabilidad.
  8. Hasta ahora, la felicidad se ha promovido de forma indirecta a través de distintas políticas y programas que no siempre han generado los efectos deseados. Ahora cada vez hay más evidencias sobre cómo plantear y desarrollar políticas de felicidad.
  9. Es rentable invertir en felicidad y no son necesarios grandes recursos para generar impactos positivos en felicidad.
  10. Trabajar en felicidad nos permite abrir la puerta a una revolución sin perdedores. Gran parte de los conflictos y de las dificultades que plantean las transiciones tal y como se conciben mayoritariamente es que para que haya “ganadores” es necesario generar “perdedores”, es decir, una suma igual a cero (lo que unos ganan otros lo pierden). Si la atención la ponemos en la felicidad hacemos para que una persona sea feliz no es necesario que otra sea menos feliz lo que puede contribuir determinantemente a redireccionar algunos de los patrones de nuestra sociedad occidental.

Como dice el proverbio, un camino de 7.000 km comienza con el primer paso y desde El Buen Vivir acompañamos a las instituciones que quieran hacerlo a avanzar en esta senda.

Fotografía: Designed by montypeter / Freepik

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